Días atrás la Universidad participó del webinar «Metodos practicos para estimar y monitorear el riesgo de contagio de COVID-19 cuando se comparte aire en interiores» a cargo del Dr. José Luis Jiménez, impulsor el proyecto Aireamos. El año pasado, el investigador español desarrolló un «estimador de transmisión de aerosoles»,  para determinar la concentración de las partículas en suspensión, susceptibles de contener COVID-19.   

«Es más importante conocer cómo funciona la transmisión del virus a través del aire, que a través de las superficies», planteó Jiménez. Sobre esta cuestión, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció la semana pasada la importancia del aire en el contagio de la enfermedad:

«El virus también se puede propagar en entornos interiores mal ventilados y/o concurridos, donde las personas tienden a pasar períodos de tiempo más prolongados. Esto se debe a que los aerosoles permanecen suspendidos en el aire…» 

(OMS, 30 de abril de 2021)

En ese sentido, el investigador detalló un estudio que desarrolló para obtener coefecientes de riesgo de acuerdo a  diversas situaciones que se realizan en lugares cerrados. Por ejemplo: hay más posibilidades de generar un brote en un coro que en una biblioteca. Allí confluyen diversos factores, como la ventilación, el tipo de actividad, el uso de tapabocas, etc. 

También resaltó la importancia de colocar medidores de dióxido de carbono (CO2) en espacios públicos. Para ello destacó los medidores #AireNuevo de la UNAHUR, que ya han sido entregados en escuelas de Hurlingham y Morón. Los equipos que desarrolla la Universidad permitirán brindar información en tiempo real sobre las necesidades de ventilación. «Es muy importante que haya ventilación cruzada en los espacios públicos, con circulación constante de aire», resaltó Jimenez

 

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